Nunca digas una mentira, por muy verdad que la creas.

Necesito evadirme, solo necesito alejarme y respirar, contar un, dos, tres y volver a ver esta puta situación desde unas gafas de cristales rosa fucsia. Solo eso. No es mi culpa. Es incontrolable. O eso quiero creer.
3 comentarios:
la culpa no arregla nada, porque no buscamos ninguna ejecución. Pero cuando intentas controlarlo y no funciona, o la tienes tú o creerás que fue tu error.
muash
Inevitable...
La culpa no es más que un absurdo...
Un beso muac :*
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